http://www.juntadeandalucia.es/innovacioncienciayempresa/sguit/paginas/distrito/examenes_sel_m25/criterios_selectividad/criterios_sel_lengua_castellana.pdf
Os lo podéis descargar aquí:

¡MUERE, CÓMIC SANS, MUERE!

En primer lugar, un esquema muy simple para que sepas cuándo usar cómic sans:


En todos los demás casos:






Como dicen en microsiervos, un juego entretenido a la vez que educador

Y aquí podéis ver la magnitud del movimiento "anti-cómic-sans" en internet, en serio, si queréis que un trabajo parezca mínimamente serio, nunca uséis cómic sans.



Comic Sans: Documentary Teaser from Anthony Meadows on Vimeo.

Según BBC news;




Comic Sans: Documentary Teaser from Anthony Meadows on Vimeo.



Comic Sans: The Documentary Teaser Trailer from scott hutcheson on Vimeo.
Si alguna vez el ser humano pudo conocer su auténtica naturaleza, sus zonas sombrías y los destellos de su espíritu a través de la ciencia ficción algo tuvo que ver Stanislaw Lem.



CÓMO SE SALVÓ EL MUNDO
(relato perteneciente a Ciberiada, de Stanislaw Lem)
En cierta ocasión, el constructor Trurl fabricó una máquina que sabía hacer todas las cosas cuyo nombre empezaba con la letra ene. Cuando ya la tuvo lista, le ordenó, para probarla, que fabricara unas navajas, que las metiera en necesers de nácar y que las tirara en una nansa rodeada de neblina y llena de nenúfares, nécoras y nísperos. La máquina cumplió el encargo sin titubear, pero Trurl, todavía no del todo seguro de su funcionamiento, le dio la orden de fabricar sucesivamente nimbos, natillas, neutrones, néctares, narices, narigueras, ninfas y natrium. La máquina no supo hacer esto último y Trurl, muy disgustado, le exigió una explicación de ese fallo.
- No sé de qué se trata - se justificó la máquina -. Nunca he oído esa palabra.
- ¿Qué dices? ¡Pero si es sodio! Un metal, un elemento...
- Si se llama sodio, empieza con s y yo sólo sé hacer lo que empieza con n.
- Pero en latín se llama natrium.
- Amigo Trurl - dijo la máquina -, si yo supiese hacer todas las cosas que empiezan con n en todas las lenguas posibles, sería una Máquina Que Lo Sabe Hacer Todo en El Alfabeto Entero, porque no hay cosa cuyo nombre no empiece con n en alguna de las lenguas del mundo. ¡Hasta aquí podríamos llegar! ¡No puedo ser más sabia de lo que tú mismo habías programado! Del sodio, ni hablar.
- Está bien - accedió Trurl, y le mandó hacer una nebulosa. La hizo enseguida, no muy grande, pero muy nebular. Entonces Trurl invitó a su casa a Clapaucio y le mostró la máquina, cuyas extraordinarias cualidades y aptitudes alabó y ensalzó tanto, que finalmente Clapaucio se puso nervioso sin que se le notara y pidió permiso para hacer él también algún encargo a la máquina.
- Con mucho gusto - dijo Trurl -, pero la cosa tiene que empezar con n.
- ¿Con n? - dijo Clapaucio -. De acuerdo. Que haga todas las Nociones Científicas.
La máquina rugió y la plaza delante de la casa de Trurl se llenó en un momento de una muchedumbre de científicos que discutían, se pegaban, escribían en unos libros gruesos, otros les quitaban esos libros y los hacían pedazos, a lo lejos se veían hogueras en las que se asaban unos mártires de Nuevas ideas, en varios sitios se oían extraños ruidos y se veían humaredas en forma de seta; todo aquel gentío hablaba a la vez, de modo que no había manera de entender una sola palabra, y componía al mismo tiempo memorias, comunicados y otros documentos, y, en medio de aquel caos, bajo los pies de los
gritones, unos ancianos solitarios escribían algo sin cesar con letra menuda sobre unos jirones de papel.
- ¿Qué te parece? -exclamó Trurl, lleno de orgullo- ¡No me negarás que es la fiel imagen de las Nociones científicas!
Clapaucio, sin embargo, no se dio por satisfecho.
- ¿Este gentío escandaloso tiene algo que ver con la ciencia? ¡No, la ciencia es una cosa muy diferente!
- ¡Explícaselo a la máquina, y te lo hará en el acto! - gritó Trurl, enfadado. Pero, como Clapaucio no sabía qué decir, manifestó que si la máquina resolviera satisfactoriamente dos problemas más, reconocería que su funcionamiento era correcto. Trurl accedió a esto y Clapaucio dijo a la máquina que hiciera unos negativos.
- ¡Unos negativos! -exclamó Trurl- ¿Qué quieres decir con eso?
- ¿No lo entiendes? Es como lo contrario de las cosas - contestó con mucha calma Clapaucio-. Como si volvieras las cosas al revés. No finjas que no lo comprendes. ¡Venga, máquina, a trabajar!
Pero la máquina ya llevaba un buen rato funcionando. Primero hizo antiprotones, luego antielectrones, antineutrinos, antineutrones y no paró de trabajar hasta que hubo creado gran cantidad de antimateria, la cual empezó a formar lentamente un antimundo, parecido a una gran nube de extraño brillo.
- Pse - dijo Clapaucio displicente -, ¿eso son los negativos? Bueno, digamos que sí... para evitar discusiones... Pero ahora viene el tercer encargo. ¡Máquina! ¡Tienes que hacer Nada!
Durante un buen rato, la máquina ni se movió. Clapaucio empezó a frotarse las manos con júbilo, cuando Trurl dijo:
- ¿Qué pasa? Le ordenaste no hacer nada, por lo tanto no hace nada.
- No es cierto. Yo le ordené hacer Nada, que no es lo mismo.
- Tienes cada cosa... Hacer Nada y no hacer nada viene a significar lo mismo.
- ¡No, hombre, no! Ella tenía que hacer Nada y no hizo nada; de modo que gané yo. La Nada, mi sabihondo colega, no es una vulgar nada, producto de la pereza y la falta de acción, sino una Noexistencia activa, una Carencia perfecta, única, omnipresente e insuperable.
- ¡Estás fastidiando a la máquina! - gritó Trurl, pero en aquel momento sonó como una campana de bronce la voz de aquélla:
- ¡Olvidad vuestras rencillas en un momento como éste! Sé muy bien lo que es la Noexistencia, el Noser o la Nada, puesto que empiezan por la letra n. Haríais mejor contemplando por última vez el mundo, ya que pronto no existirá...
Las palabras se helaron en la boca de los enfurecidos constructores. La máquina estaba haciendo en verdad la Nada, eliminando sucesivamente del mundo una serie de cosas, que dejaban de existir tan definitivamente como si no hubieran existido nunca. Ya había suprimido natagüas, nupaidas, nervorias, nadolas, nelucas, nopieles y nedasas.
Hubo momentos en que se podía pensar que en vez de reducir, disminuir, echar fuera, eliminar, anular y restar, aumentaba y añadía, ya que liquidó sucesivamente los negativos de buen gusto, mediocridad, fe, saciedad, avidez y fuerza. Sin embargo, se veía alrededor de la máquina y de los dos constructores un vacío cada vez más pronunciado.
- ¡Ay! - exclámó Trurl -. Ojalá no termine mal todo esto...
- ¡Qué va! - dijo Clapaucio -. Date cuenta de que la máquina no está haciendo la Nada General, sino sólo la Noexistencia de todas las cosas que empiezan por n. Verás que no pasa nada, esta máquina tuya no vale gran cosa.
- Eso es lo que tú te crees - replicó la máquina -. Es cierto que he comenzado por lo que empieza por n porque estoy más familiarizada con ello, pero una cosa es hacer algo y otra, muy distinta, eliminarlo. En cuanto a eliminar, no tengo limitación por la sencilla razón de que sabiendo hacer absolutamente todo lo que empieza por n, hacer la Noexistencia de cualquier cosa es para mí coser y cantar. Dentro de muy poco no existiréis, ni vosotros dos ni todo lo demás; de modo, Clapaucio, que te pido te des prisa en reconocer que soy verdaderamente universal y cumplo las órdenes correctamente. Dilo ahora mismo porque pronto será demasiado tarde.
- Pero es que... - balbució Clapaucio, asustado, dándose cuenta de que, realmente, desaparecían no solamente las cosas que empezaban por n, que dejaron de rodearlos cambucelas, sirlentas, vitropas, grismelos, rimundas, tripecas y pimas.
- ¡Para! ¡Para! ¡Anulo mi orden! ¡Ya no quiero que hagas la Nada! - gritaba a todo pulmón Clapaucio; pero, antes de que la máquina se detuviera, desaparecieron todavía grisacos, plucvas, filidrones y zamras. Luego la máquina se detuvo por fin. El mundo tenía un aspecto aterrador. Lo que más sufrió fue el cielo: apenas se veían en él unos pocos puntitos de estrellas. ¡Ni rastro de las preciosas grismacas y guadolizas que hasta entonces habían adornado el firmamento
- ¡Grandes cielos! - exclamó Clapaucio -. ¿Dónde están las cambucelas? ¿Dónde mis queridísimas murquías y suaves pimas?
- No las hay y no las habrá nunca - contestó la máquina sin inmutarse -. Cumplí o, mejor dicho, empecé a cumplir tus órdenes y nada más...
- Yo te ordené hacer la Nada, y tú..., tú...
- O eres tonto, Clapaucio, o lo finges muy bien - dijo la máquina -. Si yo hiciera la Nada de un golpe, todo dejaría de existir, no sólo Trurl y el cielo y el Cosmos y tú, sino incluso yo. Entonces ¿quién podría decir, y a quién, que la orden ha sido cumplida y que soy una máquina diestra y hábil? Y si nadie se lo dijera a nadie, ¿cómo yo, que ya no existiría, podría oír las justas palabras de encomio que merezco?
- Bueno, bueno, de acuerdo, no hablemos más de ello - dijo Clapaucio -. Ya no te pido nada, máquina preciosa, sólo te ruego que vuelvas a hacer murquías, porque sin ellas la vida carece de encanto para mí...
- No puedo, no sé hacerlas porque su nombre empieza con m - dijo la máquina -. Puedo, si quieres, reproducir los negativos de gusto, saciedad, conocimiento, amor, fuerza; solidez, tranquilidad y fe, pero no cuentes conmigo para la fabricación de cosas cuyos nombres no empiecen con n.
- ¡Pero yo quiero que haya murquías! - chilló Clapaucio.
- Pues no las habrá - dijo la máquina -. Y tú hazme el favor de echar una ojeada al universo. ¿Ves que está lleno de enormes agujeros negros? Es la Nada que colma los abismos sin fondo entre las estrellas, penetra todas las cosas y acecha, agazapada, cada jirón de la existencia. ¡Es obra tuya y de tu envidia! No creo que las generaciones venideras te lo agradezcan...
- Tal vez no lo sepan... Tal vez no se den cuenta... - farfulló Clapaucio, blanco como una hoja de papel, mirando espantado el vacío del cielo negro sin atreverse a soportar la mirada de su colega.
Dejó a Trurl sólo con la máquina que sabía hacer todas las cosas cuyo nombre empezaba con n, volvió a hurtadillas a su casa y el mundo sigue hasta hoy día todo agujereado por la Nada, tal como quedó cuando Clapaucio detuvo la aniquilación que había encargado. Y como no se logró construir una máquina que trabajara con otras letras, es de temer que nunca más volverán a haber cosas tan maravillosas como las pimas y las murquías.
EN LA ANTIGUA ROMA, POR AUSONIO
conquerimur, Natura, brevis quod gratia florum:
ostentata oculis ilico dona rapis.
quam longa una dies, aetas tam longa rosarum,
quas pubescentes iuncta senecta premit.
quam modo nascentem rutilus conspexit Eoos,
hanc rediens sero vespere vidit anum. [...]
collige, virgo, rosas dum flos novus et nova pubes,
et memor esto aevum sic properare tuum.
(nos quejamos, Naturaleza, de que sea efímera la belleza de las flores:
Les arrebatas rápidamente las gracias mostradas a los ojos.
La edad de las rosas es tan larga como un solo día


(la vejez inminente las agobia, aun jóvenes.
A la que el lucero brillante vio nacer,
a esa la vio anciana al regresar por la tarde[...]
Recoge, doncella, las rosas mientras la flor está lozana y la juventud fresca, 
y acuérdate de que así se apresura también tu edad.)




LA DESPEDIDA, LUIS ALBERTO DE CUENCA

Mientras haya ciudades, iglesias y mercados
y traidores, y leyes injustas, y banderas;
mientras los ríos sigan vertiendo su basura
en el mar y los vientos soplen en las montañas,
mientras caiga la nieve y los pájaros vuelen,
y el sol salga y se ponga, y los hombres se maten;
yo te estaré queriendo, vida mía, en la sombra,
mientras mi pecho aliente, mientras mi voz alcance
la estela de tu fuga, mientras la despedida
de este amor se prolongue por las calles del tiempo.
EL DESAYUNO
Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

Los espejos
Luis García Montero

A Luis Muñoz

No importa si has dormido poco o mucho,
los espejos de hotel nunca perdonan

y son como animales de montaña
que no aceptan el trato de los hombres.


La luz de los espejos familiares
se apiada de nosotros, sin embargo,
nos ayuda a fingir y por afecto
o por costumbre llega a perdonarnos.



Yo sé que los espejos son el agua
estancada de un río que se mueve.
Y he visto cómo el sol que reverbera
puede ocultar el cieno de las sombras.


Pero quien mira al fondo de tus ojos
ve las grietas del tiempo, las arañas
de un pasado que surge de improviso

en mañanas de hotel y nos ofende.


Para qué contestar. Cierra los ojos,
porque no hay otra cosa que envejezca
peor que tu mirada.

            Habitaciones separadas

Mendigo al final del tiempo
Los hombres se hundían en el pastoso miedo hasta mucho más
arriba de la cintura. Ignominia: se descalificaba como
utópicos a quienes todavía hablaban de preservar la vida.
La naturaleza había dejado de proporcionar símiles
aprovechables en lírica o en execración. De noche, a
pesar de la insufrible propaganda, en ninguna parte se
encendía realmente farol ni candela. Barría el páramo un
duro viento astado de vergüenza y de desolación

 Insisto

Mi vida: tantos días
que no estuve en El Cuzco
ni en Siena ni en Grenoble,
tantos aviones rubricando el cielo
en los que yo no iba, tantas voces
cuyo calor jamás
tocó mi corazón.
Sólo el tiempo, vacío,
sólo el tiempo, esta estepa
desesperada, sólo
ver los martes, los miércoles, los jueves,
ver cómo suceden, implacables,
los tubos de Colgate.


Fidelidad

Creo en el hombre. He visto 
espaldas astilladas a trallazos, 
almas cegadas avanzando a brincos 
(españas a caballo 
del dolor y del hambre). Y he creído. 

Creo en la paz. He visto 
altas estrellas, llameantes ámbitos 
amanecientes, incendiando ríos 
hondos, caudal humano 
hacia otra luz: he visto y he creído. 

Creo en ti, patria. Digo 
lo que he visto: relámpagos 
de rabia, amor en frío, y un cuchillo 
chillando, haciéndose pedazos 
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto
y he creído.
                                           Pido la paz y la palabra

 PORVENIR
Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
... Mañana!
                      Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.
             
CUANDO YO AÚN SOY LA VIDA
La vida me rodea, como en aquellos años
ya perdidos, con el mismo esplendor
de un mundo eterno. La rosa cuchillada
de la mar, las derribadas luces
de los huertos, fragor de las palomas
en el aire, la vida en torno a mí,
cuando yo aún soy la vida.
Con el mismo esplendor, y envejecidos ojos,
y un amor fatigado.

¿Cuál será la esperanza? Vivir aún;
y amar, mientras se agota el corazón,
un mundo fiel, aunque perecedero.
Amar el sueño roto de la vida
y, aunque no pudo ser, no maldecir
aquel antiguo engaño de lo eterno.
Y el pecho se consuela, porque sabe
que el mundo pudo ser una bella verdad.

Como el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
                       El rayo que no cesa

¡QUÉ CARO!
¡Qué caro me has costado, placer! ¡Ah, quién pudiera
no comprarte! ¿Por qué te vistes de oro, cieno?
¡Tú, que un instante esparces olor de primavera
y después, para siempre, tristeza de veneno!

¡Gran señor debes ser, sin duda, ya que tanto
puedes sobre las almas que mueren por servirte;
príncipe que mantienes, entre mares de espanto,
verde y en flor de sol, la traidora sirte!

¡Me engañas, y te creo; me hieres, y te adoro1
Y cuando se marchitan los agrios oropeles,
mientras, como un jacinto de seda rota, lloro,
te vas, entre una burla de alegres cascabeles!
                                     Poemas mágicos y dolientes

XXXIV
Me dijo un alba de la primavera:
-Yo florecí en tu corazón sombrío
ha muchos años, caminante viejo
que no cortas las flores del camino.

Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda
el viejo aroma de mis viejo lirios?
¿Perfuman aun mis rosas la alba frente
del hada de tu sueño adamantino?

Respondí a la mañana:
-Sólo tienen cristal los sueños míos.
Yo no conozco el hada de mis sueños:
ni sé si está mi corazón florido.


Pero si aguardas la mañana pura
que ha de romper el vaso cristalino,
quizás el hada te dará tus rosas;
mi corazón, tus lirios.
                           Soledades. Galerías. Otros poemas
El sol es un globo de fuego,
la luna es un disco morado.
Una blanca paloma se posa
en el alto ciprés centenario.
Los cuadros de mirtos parecen
de marchito velludo empolvado.
¡El jardín y la tarde tranquila!...
Suena el agua en la fuente de mármol.
                        Soledades. Galerías. Otros poemas
(A orillas del Duero)
[...] Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerra
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra. [...]
(Por tierras de España)
[...]Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
esclava de los siete pecados capitales.
Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
ni para su infortunio ni goza su riqueza;
le hieren y acongojan fortuna y malandanza.[...]
                                                       Campos de Castilla

LI (Jardín)
Lejos de tu jardín quema la tarde
inciensos de oro en purpurinas llamas,
tras el bosque de cobre y de ceniza.
En tu jardín hay dalias.
¡Mal haya tu jardín! … Hoy me parece
la obra de un peluquero,
con esa pobre palmerilla enana,
y ese cuadro de mirtos recortados…,
y el naranjito en su tonel… El agua
de la fuente de piedra
no cesa de reír sobre la concha blanca. 
                      Soledades.Galerías. Otros poemas
 
 Y podrás conocerte recordando
del pasado soñar los turbios lienzos,
en este día triste en que caminas
con los ojos abiertos.
  De toda la memoria, sólo vale
el don preclaro de evocar los sueños.
                                      Soledades. Galerías. Otros poemas

PROVERBIOS Y CANTARES - XXIX
  Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
                           Campos de Castilla

 A JOSÉ MARÍA PALACIO
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón, tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entré las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas,
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra...
                                                 Campos de Castilla

VALORES DEL PRONOMBRE SE

Usos y Valores Del SE
Esas ambigüedades, redundancias y deficiencias recuerdan las que el doctor Franz Kuhn atribuye a cierta enciclopedia china que se titula Emporio celestial de conocimientos benévolos. En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en:
(a) pertenecientes al Emperador, 
(b) embalsamados, 
(c) amaestrados, 
(d) lechones, 
(e) sirenas, 
(f) fabulosos, 
(g) perros sueltos, 
(h) incluidos en esta clasificación,
 (i) que se agitan como locos, 
(j) innumerables, 
(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, 
(l) etcétera,
 (m) que acaban de romper el jarrón, 
(n) que de lejos parecen moscas.

CONTRARRIMA,

Puesto que han de volver las oscuras golondrinas 
de tu balcón sus nidos a colgar,
Puesto que han de volver las tupidas madreselvas
de tu jardín los muros a escalar,
¿Por qué no han de volver los buenos tiempos 
y todo lo demás?
                           ¡Anímate Hombre!

Por escribir lo que escribiste no te doy las gracias, Jardiel, te doy las carchofas.

¡Nunca escribas una novela desde el punto de vista de un picaporte!
Los extranjerismos se llaman así porque son extranjeros a la mayoría de los lectores.
Mete sólo en una frase las palabras que quepan.
Si un punto es un muro, dos puntos son una puerta.
El adjetivo es el enemigo natural del sustantivo.
Si escribes borracho, vuelve a leer sobrio el texto, de cabo a rabo, antes de darlo a la imprenta.
Escribe sólo con mercurio, eso garantiza la fluidez del relato.
Las notas al pie son como los libros del estante más bajo. A nadie les gusta mirarlas, porque tienen que inclinarse.
En una sola frase no deben aparecer más de un millón de hormigas, a no ser que se trate de una obra científica sobre las hormigas.
Respira profundamente cada tres frases.
Los sonetos se escriben mejor en papel de barba; las novelas, en cambio, en papel de pergamino.
Las historias de terror se escriben mejor con una toallita empapada en la nuca.
Si una de tus frases te recuerda la trompa de un elefante que trata de recoger del suelo un cacahuete, piénsala mejor.
Robar a un escritor es un robo, robar a muchos es una investigación.
Los libros gordos son gordos porque su autor no tuvo tiempo de expresarse concisamente.
Leer es un método inteligente de no tener que pensar
La luz al final del túnel no es con frecuencia más que una medusa luminosa agonizante.
Escribir es el intento desesperado de extraer de la soledad algo de dignidad... ¡y algo de dinero!






Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí
Cortázar - Instrucciones para subir una escalera por
Chico Mendes luchó en defensa de la Amazonía. Maná le dedicó esta canción y Luis Sepúlveda el libro que os estáis leyendo.



Me limito a dejar algunos fragmentos:

"Se podían distinguir cuatro pilares, aseguró, en los que se basaba todo el sistema educativo: dichos pilares eran el miedo, los lamentos, la farsa y la mentira."

"...odiaba a los fumadores. No obstante había tenido que montar un rincón para fumadores, en su centro. Lo había situado, oportunamente, junto a los contenedores de basura, pero ninguno de los profesores que fumaban se había quejado aún de la proximidad de los malolientes contenedores. Los profesores lo consentían todo. Sí, incluso habían llegado a aplicar torturas con regularidad para averiguar lo que era capaz de aguantar un profesor. Dichas torturas se aplicaban allí, en el ERG, los miércoles a sexta hora. Todos estaban obligados a presenciar las torturas. A las torturas se las denominaba reuniones."
"...quién soy yo, por cierto, qué he estudiado -mates, física- y de qué voy a dar clase -música-, todos los años lo mismo, pero bueno, si es lo que quiere, qué se le va a hacer, ahora, que una cosa os digo, de cantar nada, que calculen la superficie de los discos o dibujen notas con el compás, pero de cantar nada, ya os lo digo."
Un libro realmente divertido. Y se lee en un pispás.

RENAISSANCE VS CUCKOO CLOCK'S







LITERATURA DE LA EDAD MEDIA

Trabajo de Antonio García Megía

La literatura en la Edad Media. Introducción. Apoyos para clase

LA GENERACIÓN DEL 27

Trabajo de Antonio García Megía
La Generacion del 27

EL MODERNISMO EN ESPAÑA

Trabajo del profesor Antonio García Megía

El Modernismo en España
léxico español y formación de palabras